Corona de Coronación Canónica
La corona de la coronación canónica de nuestra Madre es una joya que salió de las manos del platero y orfebre cordobés D. Manuel Valera en el año 2012. Fueron más de 1000 donaciones de oro junto a las 262 joyas que lleva incorporadas. Brillantes, amatistas, esmeraldas, rubíes, diamantes, aguamarinas, coral y rosas de Francia adornan profusamente la corona, que es toda una alegoría al Carmelo.
Coronas de diario
A parte de la gran corona de oro de la coronación canónica, Ntra. Sra. Del Carmen Coronada cuenta con dos juegos de coronas de diario. En primer lugar, mencionamos el juego de plata sobredorada, obra del platero cordobés Manuel Azcona Martínez y realizada en 1791. Destaca por su original diseño de rocalla y los sinuosos imperiales. En la base alterna medallones ovalados con cabezas de querubines y guirnaldas. Se completa la corona con una ráfaga cincelada en plata en el año 1900.
Las coronas de plata en su color, son obra del platero cordobés Juan de Aguilar, quien las entrega a la hermandad en 1797. Llama la atención su ampulosa decoración floral y vegetal, haciendo gala de un dominio de la rocalla con gran plasticidad. En este caso, el Niño no presenta corona, sino una original diadema.
Los hábitos y capas bordados de la Virgen
Los cinco hábitos completos bordados en oro de Ntra. Sra. Del Carmen Coronada.
– El más antiguo de los que posee, «El de los Jarrones», se enmarca alrededor de 1735. Es el que la Virgen lucía en su camarín durante el año hasta la reorganización de la hermandad. Su hechura está relacionada con talleres de bordado antequeranos de la época, encontrándose piezas similares como las del estandarte de las Angustias de la capital o la túnica del Nazareno de Espejo.
– El hábito «Rico», ejecutado alrededor de 1760, llama la atención por la riqueza en la variedad de puntadas y el uso de piezas de plata, que aparece incrustada. El paso del tiempo ha hecho que el tono del terciopelo haya tornado a un grisáceo muy original.
– El hábito de las florecillas, del s.XIX, utilizando como motivo la rocalla, imitando los diseños de finales del s.XVIII, conformando un conjunto con mucha presencia.
– El hábito de la Condesa, realizado en 1918 por la comunidad de monjas Jerónimas de Córdoba y ofrendado a la Virgen por la condesa de Cañete de las Torres. Es el conjunto con el que ha procesionado durante todo el s.XX.
– El hábito de la Coronación, realizado por el taller de bordado de nuestra archicofradía y el bordador José Muñoz, destaca por sus piezas de gran volumen, bajo un diseño del P. Fray Juan Dobado Fernández.
-Capa de salida, realizada en 1946 por las Madres Adoratrices cuyo diseño recrea motivos renacentistas como dragones y ángeles, con ornamentación a base de hojas de acanto, medallones de sedas y palomas con filacterias que llevan los nombres de los pueblos donde hubo conventos de carmelitas y donde la Virgen del Carmen es patrona y que fue restaurada y enriquecida por el taller de bordado de la archicofradía en 2008.
– Capa de camarín, bordada en oro, plata y sedas por el taller de bordado de nuestra hermandad en 2013 y cuyo diseño del P. Juan Dobado y Pedro José Sánchez Reyes parte de un conjunto de puertas procedentes del palacio Carrega-Cataldi de Génova, conservadas en el Metropolitan Museum de Nueva York.
Vestiditos del Niño de la Virgen
Una verdadera colección de vestidos posee el ajuar del Niño Jesús de la Virgen, que supera la treintena. Se pueden encuadrar desde mediados del s.XVIII hasta nuestros días. Pertenecientes al setecientos destacamos el vestido llamado «de las Corbatas», bordado en oro sobre tisú de plata. De la misma época son dos capitas, la más valiosa es la «de Gala», cuyo hábito está bordado en el siglo siguiente. Al siglo XIX pertenecen un rico conjunto de vestidos, destacando el «de las Rosas» por su minucioso trabajo de cartulinas y pedrería. En el siglo XX hay que mencionar el vestido «de la Condesa», realizado a juego con el hábito de la Virgen en 1918 y el realizado por el bordador local, Antonio Muñoz, en 1999.
Desde la apertura del taller de bordado de la archicofradía, ya en el s.XXI, se realizan tres vestidos bordados. En 2003 el vestido «del Jarrón», compuesto por este elemento decorativo del que parten hojarasca y flores con filacterias. Al año siguiente, el «de los Pensamientos», destacando el trabajo de las sedas y por último, en 2008 con motivo de la restauración de la capa de la Virgen, el vestido de «los Roleos», cuyo diseño sigue fiel al de dicha capa bordada por las Adoratrices. Desde la coronación canónica en el año 2012 llegaron unas cuantas piezas más, destacando el vestido a juego al hábito de coronación.
El conjunto de Santa Teresa
Formado por hábito, capa, rostrillo, muceta y birrete, es una de las indumentarias de santos más completa y rica de la ciudad. El hábito, de un original tono a caballo entre el marrón y el burdeos, fue realizado en 1898 a base de finas y elaboradas cartulinas en las que se alternan flores bordadas en relieve. La muceta, por su condición de Doctora de la Iglesia, sigue el mismo diseño. La capa es una pieza del s.XVIII con pequeñas cartulinas bordadas en oro sobre brocado. Cabe mencionar la valiosa mantilla negra del s.XIX que hace las veces del velo negro que usan las descalzas y la obediencia bordada en oro. El conjunto lo completan un rostrillo elaborado con perlas y finos bordados y un espectacular birrete bordado en oro con el escudo de la orden en el frente.
Algunas joyas
El joyero de Ntra. Sra. Del Carmen Coronada está compuesto por más de 300 alhajas desde el s.XVII hasta nuestros días, por lo que destacaremos las piezas más llamativas.
El peto «De Gala», formado por una joya de oro con 86 diamantes, 98 esmeraldas, 46 rubíes, 45 topacios, 38 amatistas y cuatro ondas de perlas, conformando un total de 313 piedras preciosas. Se realiza en 1750 y es ofrendado a la Virgen por la Marquesa de Benamejí. Se considera una de las joyas más valiosas entre los ajuares marianos españoles por sus grandes dimensiones.
El aderezo «Del Milagro», un conjunto de oro y amatistas que fue ofrendado a la Virgen por una señora de la nobleza tras la curación de una enfermedad. Lo entrega bajo secreto a los carmelitas descalzos en 1925, permaneciendo en el anonimato. Su ejecución se remonta en torno a 1880, procedente de París.
El toisón, compuesto por medallones relicario de los siglos XVII y XVIII donde aparecen San Francisco de Paula, la Dolorosa, el Santo Rostro de Jaén, la Virgen de la Capilla, San José, San Pedro y en el centro nuestra Santa Madre, Santa Teresa de Jesús. Rematan el conjunto varias perlas naturales y bolas de coral.
Lo completan los anillos de la Virgen entre el XVIII y el XX, varios juegos de colgantes y relicarios, broches, collares y pulseras, medallas, rosarios y obsequios.
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