Nuestra Señora del Carmen
La imagen de la Virgen del Carmen es una talla de las denominadas de candelero, presentando perfectamente acabadas cabeza, manos y la imagen del Niño Jesús. Su rostro es de gran belleza y correctas facciones, en el que destacan los enormes ojos oscuros y la delicadeza de la nariz, así como la boca que esboza una leve sonrisa. La policromía de tonos sonrosados se ha recuperado tras la restauración acometida en 1999 en el taller de Francisco Romero Zafra y Antonio Bernal, puesto que había sufrido anteriormente alguna intervención.
El Niño Jesús es un alarde de perfección, el rostro manifiesta una gracia y espontaneidad infantiles captados con maestría por su escultor. Se le ha representado bendiciendo con la mano derecha y sujetando el escapulario con la izquierda.
Debido a los rasgos estilísticos de las imágenes, su autoría se atribuye a Alonso Gómez de Sandoval (1713-1801), escultor cordobés que tuvo gran proyección en la ciudad y que trabajó en otras ocasiones para la comunidad.
Santa Teresa de Jesús
La imagen de nuestra Santa fundadora es representada conforme a su iconografía más habitual, como escritora mística que recibe la inspiración divina. Se presenta erguida, con la cabeza ligeramente hacia atrás, dirigiendo sus enormes ojos al cielo, la boca entreabierta ceñida por los clásicos lunares que caracterizan su rostro según las descripciones de la época y el retrato original que de ella sacó fray Juan de la Miseria. La paloma del Espíritu Santo, en actitud de susurrar al oído, significa la inspiración divina que la santa recibe para escribir sus obras.
Su autor es el escultor inglés Samuel Howe, quien tenía su taller en la Isla de León (Cádiz) y fue realizada entre 1761 y 1763, como así se recoge en inventarios de la orden: “Una imágen de candelero de Ntra. Madre Santa Teresa de Jesús hecha en la isla de León por Don Daniel Horps Inglés y encarnada por Don Francisco María Mortola en Cádiz”.
Milagroso Niño Jesús de Praga
La imagen del Divino Infante sigue fielmente la iconografía del original de Praga. El tipo corresponde al de Niño Emperador, se representa de pie con porte majestuoso, corona imperial, viste túnica y manto en actitud de bendecir con la mano derecha mientras sostiene la bola del mundo con la izquierda.
Llega a la iglesia conventual de San José en 1898, por donación de Dña. Pilar Trillo, viuda de Cabrera y su autoría se enmarca dentro de la escuela valenciana, mostrando algunas similitudes con la obra del escultor Carmelo Vicent. La peana se debe al escultor Pío Mollar, realizada en Valencia en 1944.
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